Situada a las afueras de Tossa de Mar, en la carretera de montaña que une Tossa con Sant Feliú de Guíxols, se encuentra la encantadora Ermita Sant Grau d’Ardenya. Esta atracción turística es un verdadero tesoro histórico que nos transporta al siglo XV con su arquitectura y detalles impresionantes.
Aunque la ermita no es imponente como una catedral, su encanto radica en los pequeños detalles que retratan la época en que fue construida. Al acercarse, se puede apreciar la entrada al patio principal, adornado con una galería superior de columnas circulares y arcos redondos.
El campanario y la impresionante roseta del vitral mayor son una maravilla para contemplar.
El acceso al interior de la ermita puede ser limitado debido a su reducido horario de visitas, pero eso no impide disfrutar de la belleza de su entorno.
Además, los viajeros son recompensados con la presencia del Bar Sant Grau, ubicado cerca de la ermita. Es el lugar perfecto para refrescarse y disfrutar de una deliciosa comida después de hacer la peregrinación hasta el sitio.
La Ermita Sant Grau d’Ardenya es ideal para los amantes de la historia, ya sea que viajen solos, en grupo o en pareja. El entorno natural que rodea la ermita es simplemente espectacular, y sumergirse en la esencia de Cataluña y su gente es una experiencia única.
Las reseñas de los visitantes destacan la sensación de retroceder en el tiempo al llegar a este lugar mágico. Recomiendan este destino para aquellos que buscan un turismo tranquilo y cultural.
Incluso se mencionan opciones para llegar hasta la ermita, como realizar una excursión en coche, moto o incluso en bicicleta si eres valiente.
Además, no puedes perder la oportunidad de desayunar en el restaurante cercano, donde podrás disfrutar de buen pan con tomate y butifarras.
La Ermita Sant Grau d’Ardenya no solo es una atracción turística, sino también una posada con historia. Construida en el siglo XV, se utilizaba como parada en el camino de Girona-Llagostera a Tossa de Mar.
A día de hoy, se conserva de forma rústica y sin lujos, lo que la convierte en un lugar encantador y poco común.
Otro punto destacado de la ermita es el bar que se encuentra dentro de sus instalaciones. Regentado y restaurado por Grau, quien lleva el mismo nombre que la ermita, este lugar especial ha dejado recuerdos inolvidables en los visitantes.
La tranquilidad y el ambiente relajado hacen de este bar un sitio perfecto para compartir buenos momentos conversando con el propietario, su hijo o el camarero.
Incluso cuando la ermita no está abierta, la carretera que lleva hasta ella ofrece vistas panorámicas de ensueño.
Sin embargo, es importante destacar que esta ruta puede resultar intimidante para aquellos que se maren fácilmente, ya que está llena de curvas. Si logras superar el desafío de la carretera, te espera un refugio en forma de un agradable bar y la oportunidad de disfrutar de todo el encanto que rodea a la ermita.
En definitiva, la Ermita Sant Grau d’Ardenya es un lugar que merece una visita. Su belleza arquitectónica y su entorno natural la convierten en una parada obligada en tu viaje.
Descubre la historia y la tranquilidad que se respira en este encantador rincón de Cataluña y déjate sorprender por su magia. No olvides llevar tu cámara fotográfica para inmortalizar los momentos especiales que vivirás en la Ermita Sant Grau d’Ardenya.